Bulos y cadenas virales en la Red
Algunas cadenas circulan por Internet desde hace años, adaptándose con el tiempo, al formato de cada red social para llegar a más personas. Actualmente, sabemos la influencia que pueden llegar a tener en ámbitos tan importantes para la sociedad, como la política o la seguridad. Pero, ¿somos conscientes del papel que tienen los menores en la propagación de estos mensajes?
Las cosas han cambiado desde los inicios de los mensajes en cadena, cuando se enviaban mediante cartas por correo postal. Ahora, un solo clic consigue que una cadena o bulo se difunda entre cientos de contactos al momento, sin ningún coste o esfuerzo. La facilidad con la que podemos reenviar un mensaje ha potenciado este sistema durante años, a pesar de que, desde hace tiempo, se advierte de que pueden suponer un riesgo.
No es cuestión de edades, adultos y menores por igual pueden caer en la tentación de tocar el botón de compartir. Pero sí que es cierto que la ingenuidad, el desconocimiento o la imitación pueden aumentar las posibilidades de continuar una cadena, y que los menores son también más susceptibles de verse influidos por su contenido.
Conociendo más de cerca el concepto de cadena o bulo
No es cuestión de edades, adultos y menores por igual pueden caer en la tentación de tocar el botón de compartir. Pero sí que es cierto que la ingenuidad, el desconocimiento o la imitación pueden aumentar las posibilidades de continuar una cadena, y que los menores son también más susceptibles de verse influidos por su contenido.
Son mensajes que pueden tocar casi cualquier tema, y muchos de ellos atraen la atención de niños y adolescentes. A menudo incluyen contenidos promocionales, ofertas y descuentos; otros contienen imágenes y vídeos de humor o con un matiz morboso que les puede resultar atractivo. También son habituales aquellos que solicitan peticiones de ayuda, los que tratan cuestiones relativas a ideologías políticas y otros que, supuestamente, son capaces de atraer la suerte.
Los menores se ven seducidos por este tipo de contenidos, que de manera recurrente les llegan a través de mensajería instantánea, correo electrónico o redes sociales. Todos estos entornos son espacios idóneos para difundir información a gran velocidad, llegando a un gran número de contactos y multiplicando la posibilidad de extenderse.
Si somos de los que aún seguimos compartiendo estos mensajes, nos estaremos preguntando dónde está el riesgo. Principalmente, suponen desinformación, porque difunden datos que son falsos, están desactualizados o no son correctos. Dependiendo de su contenido, también pueden conllevar un riesgo para su seguridad, ya sea en forma de virus y ataques informáticos, o incluso problemas de salud.
Este tipo de información, también es capaz de influir en nuestras opiniones más personales como ideologías políticas durante procesos electorales, impactos ambientales o temas sobre la protección al menor.
¿Cómo reconocer un bulo?
Como hemos visto, muchos de los mensajes recibidos en forma de cadena contienen información falsa o incluso perjudicial. Los menores deben aprender a identificar este tipo de contenidos, para frenar su difusión y no confiar en las ideas que transmiten.
Reconocer los aspectos que delatan a mensajes como bulos es cuestión de práctica. Para ello, es necesario fijarse en su anatomía:
- Titulares alarmantes o morbosos que buscan llamar su atención y motivar que accedan al mensaje o pinchen en el enlace.
- Imágenes de poca calidad, que corresponden a otras noticias o son montajes, cuyo objetivo es impresionar y provocar curiosidad.
- Descripción de hechos inverosímiles o poco creíbles, que a menudo no se concretan con datos o fechas para poder ser reenviados durante más tiempo.
- Ausencia de fuentes o referencias contrastables que puedan corroborarse con otros medios de información.
- Solicitud de reenvío, insistiendo al lector para que comparta la información con todos sus contactos.
Educando frente a las cadenas y bulos
Dedicando solo unos segundos, los menores serán capaces de analizar la información y reconocerán cuando se trata de contenidos fiables o si, por el contrario, es una cadena falsa que deben evitar difundir.
¿Has recibido algún mensaje sospechoso? Es una buena idea analizarlos en familia, fomentando el razonamiento de niños y adolescentes, e informándoles, abiertamente, de los riesgos y la finalidad de estos mensajes. De este modo, les estaremos animando a ser más críticos con lo que comparten y a buscar contenidos positivos de calidad en Internet.
Educar a los menores desde la infancia para saber reconocer los bulos y mensajes falsos que llegarán a sus manos es sumamente importante, para evitar que caigan en la manipulación y la desinformación en el futuro. El mejor momento para hacerles conscientes de la importancia de frenar estas cadenas es ahora.
Y vosotros, ¿habéis visto cómo los menores reenvían estas cadenas?, ¿alguna vez os ha llegado alguna que os ha resultado especialmente preocupante? Podéis compartirlo con toda la comunidad de IS4K, ¡gracias!