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Mamá, papá, ¿puedo tener mi propio Instagram?

Fecha de publicación 25/09/2018
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La vuelta al cole es uno de los momentos habituales para que los menores soliciten tener sus primeras redes sociales, aprovechando el cambio de nivel y normalmente bajo la insistencia de sus compañeros. Para los padres, es una de las preguntas más temidas, pero antes o después tenemos que afrontarlo, y siempre es mejor estar preparado, ¿verdad?

El 53 % de los menores de 13 a 14 años tiene perfil propio en redes sociales, y a partir de los 15 años este porcentaje llega al 83%, así que nuestros hijos e hijas, si aún no lo han hecho, seguramente también nos lo acaben pidiendo. Tienen su primer móvil, sus amigos ya están comunicándose a través de una o varias redes, e incluso sus padres y hermanos mayores las utilizan: es entonces cuando lanzan la propuesta.

Afrontémoslo en positivo

Es absolutamente normal que las familias sientan preocupación ante esta petición, supone un gran paso en la autonomía de sus hijas e hijos. Muchos adultos desconocen en qué consisten las redes en las que quieren participar los menores, y su única referencia son noticias sobre los riesgos y las consecuencias por un mal uso de estas comunidades online.

Debemos saber que las redes sociales son un entorno más a la hora de comunicarnos. En este contexto, para los menores es un espacio natural, han crecido rodeados de adultos que las utilizan para conocer gente, contactar con amigos y familiares, compartir su día a día, informarse y entretenerse. Nuestros hijos e hijas simplemente quieren participar también en esta parte de la sociedad.

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Recordemos ante todo que las redes sociales pueden ser positivas si se hace un buen uso de ellas. La preparación necesaria para ello es la misma que promovemos en los menores para que se desenvuelvan en otros ámbitos: habilidades sociales, conocimiento de los riesgos, de los mecanismos de ayuda, madurez y responsabilidad.

Conocer las redes que les gustan

Es recomendable que los adultos investiguemos mínimamente la red social en la que quieren abrirse un perfil. Suelen ser aplicaciones diseñadas para que su uso sea sencillo, pero si nos resulta demasiado complejo, podemos pedir ayuda a otros padres, o al propio menor, para que nos expliquen cómo funcionan y qué funciones poseen de interés.

Hay muchas redes sociales diferentes, y a veces los menores van probando según modas puntuales, pero habitualmente tienen preferencia por aquellas basadas en contenido gráfico y audiovisual, o que ofrecen funcionalidades llamativas a la hora de comunicarse. Las más utilizadas son WhatsApp, Instagram, YouTube, Snapchat, TikTok y Facebook.

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Una vez que conocemos en qué consisten, llega el momento de valorar si es adecuada o no para nuestro hijo o hija. Algunas preguntas que podemos plantearnos son:

  • ¿Puede crear una cuenta privada, en la que solo una lista cerrada de amigos puedan ver sus publicaciones?
  • ¿Posee opciones que permitan limitar su utilización por los menores, como el control de tiempo de conexión?
  • ¿Qué tipo de contenidos comparten los usuarios en esta red? ¿Posee funciones de geolocalización? ¿Para qué la utilizan los menores?
  • ¿Cuáles son las posibilidades que ofrece en cuanto a privacidad?
  • ¿Tiene compras integradas? ¿Cuánta publicidad aparece y de qué clase?

En cualquier caso, nuestra valoración debe adaptarse a la personalidad y madurez del menor, ya que todas, sin excepción, van a permitir el contacto del menor con personas desconocidas y viceversa. Por ello se requiere cierto conocimiento y responsabilidad a la hora de utilizarlas. Cada adolescente se desarrolla a un ritmo distinto, y lo que es oportuno para sus compañeros, puede no serlo para él. Hay que incluir en la balanza la necesidad de integrarse y formar parte de un grupo, tan natural en esta etapa, pero no se trata de dejarse llevar por la presión social o las modas.

Si aún no está preparado, podemos idear soluciones intermedias, por ejemplo que utilice un perfil familiar administrado por nosotros. De esta forma, el menor solo tendría acceso en nuestra compañía, y seríamos nosotros los que guardaríamos la contraseña, publicaríamos sus fotos de mutuo acuerdo y revisaríamos conjuntamente los comentarios.

Anticipémonos a los riesgos

Si hemos decidido entre todos que es el momento adecuado para crear su primer perfil, tenemos que hacerlo bien, teniendo presentes algunas recomendaciones:

  • Abrir juntos el perfil de la red social. Configuremos a su lado las opciones de privacidad, negociemos qué clase de contenidos va a compartir o qué tipo de imágenes puede utilizar como foto de perfil.
  • Crear una contraseña segura. Podemos aprovechar este momento para inventar juntos una contraseña que sea fuerte, explicarle la importancia de no compartirla con nadie excepto con nosotros. Debe saber que es por su seguridad, nunca para entrar sin su permiso.
  • Establecer una rutina de supervisión. No necesariamente implica una revisión diaria de su perfil. Puede consistir en conversar acerca de la red, quién ha solicitado su amistad, qué fotos o vídeos ha colgado o qué han publicado sus amistades.

Imagen blog Supervisión

  • Normalizar la conexión a la red social en presencia de los adultos. Si no está haciendo un mal uso de la aplicación, no debe importarle conectarse en el salón o con la puerta abierta de su habitación, o incluso mostrar la pantalla en la que aparece su perfil. Eso sí, nuestra actitud debe ser respetuosa, para mantener su confianza.
  • Establecer unas normas. Acordemos un listado de normas familiares para el uso de las redes sociales, que incluyan tiempos máximos de conexión, horarios, qué podemos compartir y qué no, etc. Nuestro pacto familiar para el buen uso de un móvil puede ser un recurso de apoyo.

Aquí no acaba todo

Ahora que tienen las herramientas para poder utilizar las redes sociales de la forma adecuada, necesitan que sigamos ahí, acompañándolos en su trayectoria de aprendizaje. Cuando un bebé comienza a dar sus primeros pasos, no le dejamos de un día para otro que recorra solo toda la casa, sino que estamos a su lado, le enseñamos cómo pasar por encima de un obstáculo y le levantamos cuando cae al suelo.

Con Internet debe ser igual. Los menores deben tener un apoyo constante al comenzar su andadura en la Red, y después, poco a poco, les iremos dando más libertad y más responsabilidad. Crearemos así una relación de confianza en lo que respecta a Internet, ofreciendo nuestra ayuda si surgen los problemas. También debemos mantenernos actualizados, ya que las redes sociales evolucionan rápidamente y cada día aprendemos más sobre los riesgos que conllevan. Existen multitud de recursos que nos pueden ayudar en este punto, como por ejemplo los Centros de seguridad de las redes sociales o páginas web informativas sobre temáticas concretas, como ‘La dictadura del Like’ de Orange.

Si en este proceso surgen dudas, siempre podemos contactar gratuita y confidencialmente con la Línea de Ayuda de INCIBE 017..

¿Ya os han pedido vuestros hijos tener redes sociales?, ¿cómo habéis afrontado esta solicitud? Contádnoslo en los comentarios y compartid vuestra experiencia.

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