Buenos hábitos contra el ciberacoso en el aula
Es un hecho, sabemos que existen casos de ciberacoso en nuestras aulas. Los menores utilizan Internet para difundir bromas, ataques o humillaciones, y aunque a menudo se lleva a cabo ante nuestros ojos, no siempre somos conscientes de la magnitud del problema o sabemos cómo actuar. Este curso, todos los educadores/as debemos proponernos participar activamente en la detección y resolución de estas situaciones, porque es esencial para minimizar las consecuencias.
Ahora que se usa Internet como medio para empezar o continuar con los ataques y burlas entre menores de edad, el acoso puede parecer un problema que se aleja del aula o del centro educativo. Por tanto, puede dar la impresión de que nuestra implicación como educadores/as puede ser menor, pero no es una visión acertada. Según los últimos datos reflejados en el III Estudio sobre acoso escolar y ciberbullying de la Fundación ANAR, el 84,5% de los docentes sí es consciente de la existencia del problema, pero solo un 51,6% reacciona de alguna forma o toma medidas ante situaciones de acoso.
La coordinación de familias, menores y centro educativo es clave para la resolución de cada caso de ciberacoso escolar. Por eso, en el día a día del aula, debemos mantener unos hábitos proactivos y positivos para frenar la incidencia de esta problemática entre nuestros alumnos/as.
Mantente alerta y escúchales
Lo primero a tener en cuenta es que la prevención requiere constancia. Tenemos que ser coherentes y ofrecer a los menores una postura clara de rechazo frente al ciberacoso escolar. Por tanto, no solo hablamos de los ataques físicos dentro del aula o el centro educativo, si no también de todas aquellas conductas dañinas que tienen lugar en las redes sociales y en otros espacios de Internet.
Como educadores/as, pasamos cada día muchas horas al lado de los alumnos/as, lo que supone muchas oportunidades para poner en práctica estas pautas:
- Presta atención a las conversaciones y comentarios de los alumnos/as sobre su actividad en las redes sociales. A menudo los menores hablan abiertamente de su vida en Internet, y podemos percibir posibles usos poco respetuosos o saludables que nos permitan anticiparnos al problema y reaccionar a tiempo.
- No dejes pasar conductas llamativas, como el aislamiento social, bajadas de rendimiento o cambio de círculos de amistades. Confía en tu intuición en estas situaciones, porque es posible que haya un problema de acoso detrás de estos comportamientos. Valora también actitudes agresivas u ofensivas, un repentino incremento de popularidad o cambios sociales entre el alumnado, que puedan señalar la presencia de un posible acosador/a.
- Ante los primeros indicios o rumores, investiga sobre la realidad de los hechos. Si llegan a tus oídos noticias sobre posibles conflictos o ataques a un menor, seguramente ya son suficientemente graves como para tomar medidas.
- Conversa de forma independiente con las personas afectadas por un posible caso de ciberacoso. Si consideras que existe un problema, habla con cada implicado/a por separado, ya sea el acosador/a, la víctima o potenciales observadores. Así será más fácil crear un clima de confianza y averiguar qué está ocurriendo.
- No toleres ningún tipo de humillación, burla o ataque entre alumnos/as. Debes mostrar una postura coherente y firme, que les haga entender que no habrá excepciones. Ninguna conducta que dañe emocionalmente a un menor, por inocente que pueda parecer, se debe pasar por alto. Así evitaremos que el alumnado normalice ciertos niveles de violencia o maltrato, y que puedan incrementarlos.
- Propón a los observadores/as como mediadores/as activos en la resolución. El peso de los compañeros/as en los problemas de ciberacoso es crucial. Su apoyo o rechazo ante la conducta del acosador/a es la clave para el desenlace de la situación. Anímales a empatizar con la víctima, y a hacer un uso responsable y positivo de Internet.
- Implica a las familias ante posibles situaciones de acoso entre los alumnos/as. Todos los actores debemos estar coordinados para que los casos de ciberacoso se solucionen lo antes posible. Hazles partícipes del problema, pide su apoyo y otórgales un papel en la resolución para que se sientan comprometidos con la causa.
Medidas de acción en el aula
Las oportunidades para trabajar la prevención del ciberacoso con tus alumnos/as no terminan aquí. Es muy recomendable realizar actividades de reflexión y sensibilización periódicamente, porque ayudarán a normalizar habilidades, como la capacidad de crítica, el respeto y la tolerancia. Aprovecha las noticias y hechos reconocidos en la actualidad para desarrollar esta temática desde una perspectiva realista, así notarás mayor motivación e implicación en los debates y trabajos de grupo.
En nuestra web tienes a tu disposición muchos recursos educativos gratuitos y listos para imprimir, como el juego de Kahoot ‘¿Sabes actuar contra el ciberacoso?’ o la sesión didáctica ‘Vivimos en Red’. También te resultará interesante nuestra ‘Cybertask for Kids: Taller intergeneracional sobre ciberacoso’, para que sean los propios alumnos/as los que preparen una sesión de sensibilización para sus familias, o esta serie de juegos interactivos para reflexionar sobre la comunicación respetuosa en Internet.
No podemos olvidarnos de establecer un canal de comunicación seguro donde los menores puedan acudir a consultar sus dudas, desahogarse o pedir ayuda. Recuerda que siempre que necesites orientación profesional, puedes contactar con el 017, la Línea de Ayuda en Ciberseguridad de INCIBE. Tus alumnos/as y sus familias también pueden utilizar este servicio gratuito y confidencial cuando se encuentren frente a situaciones complejas en Internet. Por ejemplo, ante un problema de ciberacoso, para saber cómo actuar, con quién coordinarse y qué recursos pueden ser de utilidad.
De esta forma, el objetivo es que todo el equipo docente esté al día sobre cómo proceder. Lo más aconsejable es que la información esté disponible y actualizada en las políticas del centro, invirtiendo tiempo y esfuerzo en crear un protocolo antibullying que tenga en cuenta el contexto tecnológico propio del centro e implique la coordinación de toda la comunidad educativa. Así, cuando surjan los problemas, la resolución será más rápida y efectiva, causando menos consecuencias para la víctima y menos perjuicio para la rutina escolar.
El papel del educador/a en la vida de los menores es fundamental, ya que compartimos una parte importante de su rutina diaria, vemos cómo interactúan con sus iguales, sus desencuentros y sus capacidades para resolver conflictos. Por eso, podemos percibir detalles que serán importantes en la detección y solución del problema.
Es evidente que, para poder hacerlo, también debemos mantenernos al día de tendencias de uso y riesgos en redes sociales. No dejes de seguir las actualizaciones de nuestro portal, donde encontrarás consejos que te serán muy útiles para trabajar la prevención con tus alumnos/as. ¡Tu implicación contra el ciberacoso es una pieza imprescindible!