Historias reales: seguir los consejos de un falso agente inversor hizo que perdiera todo mi dinero
Juanfran es un conocido empresario del sector manufacturero en su ciudad natal. Debido a la situación excepcional que vivimos este año por culpa del coronavirus, su empresa había dejado aparcados los planes de inversión debido a la incertidumbre, que hubieran servido para la adquisición de nueva maquinaria que mejoraría los procesos de fabricación de los productos, así como obtener un considerable incremento de la productividad.
Como consecuencia de ello, y hasta que la situación no se estabilizara, pensaba que lo correcto sería realizar una inversión a corto plazo para obtener una rentabilidad extra para el dinero destinado a la mejora de la fábrica, en vez de tenerlo inmovilizado en una cuenta bancaria o un depósito con una rentabilidad mínima.
Navegando por un conocido portal de noticias web, se fijó en la publicidad que aparecía en un lateral de la página. En la misma se indicaba que, a partir de una cantidad mínima, podía realizar inversiones en conocidas empresas tecnológicas, criptomonedas u otros productos novedosos.
Tras seleccionar el enlace fue redirigido a la web de la casa de inversiones. En la página se incluía información relativa a su novedoso sistema de inversión, que afirmaba conseguir en poco tiempo una buena rentabilidad con un mínimo riesgo a través de una pool de criptomonedas. Además, Juanfran leyó los testimonios de otros inversores, incluido el de un conocido personaje público del sector de la restauración. Este testimonio fue lo que hizo que se decantara por esta firma. Dejó sus datos de contacto y, al cabo de un día, un gestor de la firma se puso en contacto con Juanfran para darle más información.
El gestor le explicó cómo hacer el ingreso y cómo comenzar a operar, y le recomendó que invirtiera en una novedosa criptomoneda. Juanfran recordó el testimonio del conocido restaurador y se animó a probar. En un principio, Juanfran invirtió 2.500 € y observó que su dinero al cabo de dos días se había visto incrementado en 7.500 €. Viendo el potencial de la criptomoneda, e imaginándose la alta rentabilidad que conseguiría en poco tiempo, decidió invertir más dinero. Con posterioridad, ingresó todos los ahorros en dos tandas de 60.000 y 45.000 €, respectivamente, en la cuenta indicada por el gestor de la firma de inversión. Al realizar la operación de ingreso, le aparecía un mensaje de error, por lo que pidió ayuda a su gestor. Este le sugirió que le permitiera conectarse de forma remota a su equipo para comprobar in situ que Juanfran rellenaba los datos requeridos correctamente. Para ello, le pidió que se descargara un software para conectarse de forma remota. Tras instalarlo, el gestor supervisó la operación, que se realizó correctamente.
Al cabo de un mes, la cuenta de valores señalaba unas ganancias cercanas a los 200.000 €, lo cual significaba que había triplicado su dinero, y pensó que era buen momento para ir retirando las ganancias obtenidas. El gestor le indicó que el reembolso tardaría unos días en verse reflejado en su cuenta, tras lo cual realizó el ingreso en la cuenta de la empresa.
Juanfran, gracias a las ganancias obtenidas, modificó sus planes de inversión y pensó en adquirir las máquinas a otro proveedor que tenía fama de fiabilidad y, por lo tanto, más caro. Tras solicitar un presupuesto, decidió realizar una reserva, y para ello, debía ingresar una señal del 10 % del precio final. Al proporcionar los datos bancarios, la empresa no pudo realizar el cobro e informó a Juanfran de este hecho.
Juanfran llamó a su sucursal bancaria y le pidió al empleado que comprobara si se había producido el ingreso desde la empresa de inversiones. Este le comentó que no se habían realizado movimientos en la cuenta desde el día que traspasó todo el dinero a una cuenta de una conocida casa de cambio de criptomonedas.
Tras esperar unos minutos para digerir la noticia y recuperar la calma, llamó al gestor asignado por la casa de inversión, pero fue de manera infructuosa, ya que el teléfono comunicaba.
¿Qué había sucedido?
El principal motivo por el que Juanfran fue estafado se debe a su falta de atención o desconocimiento a la hora de realizar una serie de comprobaciones básicas que le hubieran ayudado a detectar las irregularidades que cometió el supuesto gestor financiero.
Para empezar, la empresa estaba registrada en un paraíso fiscal y, por lo tanto, fuera del control de las autoridades competentes nacionales y europeas. Además, si hubiera denuncia, el caso se tramitaría en el país indicado, lo cual supondría un fuerte desembolso en gastos jurídicos en dicho país.
Juanfran no comprobó cómo era el funcionamiento del mercado de criptomonedas ni el histórico de la cotización de la criptomoneda. Tampoco se fijó en el contenido en la web, en el que se observaban fallos ortográficos y gramaticales y el uso no consentido de la imagen del personaje famoso, que él mismo había denunciado en un conocido programa de televisión. El resto de imágenes habían sido extraídas de un catálogo en línea.
Después de todas estas imprudencias, tampoco puso reparo en instalarse el software que le proporcionó el gestor para conectarse en remoto. Este en realidad contenía un malware, que tras detectar una cartera virtual, modificaba la cartera de destino para que transfiriera los fondos a la cuenta controlada por los estafadores. La pantalla de inversión que visualizaba Juanfran en realidad estaba siendo manipulada por ellos porque las supuestas ganancias no existían.
Al permitirle conectarse en remoto, el gestor borró las posibles pruebas que pudieran incriminarle para que las operaciones realizadas por él simularan ser cometidas por Juanfran, y con ello, en caso de denuncia, justificar que el error a la hora de traspasar los fondos había sido cometido por Juanfran y no por el chiringuito financiero.
Consejos para evitar caer en un fraude inversor
Entre las recomendaciones y pautas que debería haber tenido en cuenta Juanfran a la hora de invertir el dinero de su empresa, y que le hubiera evitado perder el dinero en una falsa inversión, destacan las siguientes:
- Revisa que el gestor de fondos o casa de inversión estén debidamente registrados ante los organismos competentes, como por ejemplo, el Banco de España, la CNMV o la Organización Internacional de Comisiones de Valores (conocida en inglés como IOSCO). En caso de que sea una entidad extranjera, esta debe proporcionar datos (fácilmente verificables) de registro en su país de origen, así como en España (información ante la CNMV).
- Busca información en Internet de la entidad, así como información que te ayude a clarificar si es confiable. Además, es recomendable buscar comentarios de otros usuarios que hayan utilizado sus servicios. Si aparece señalada como chiringuito financiero por la CNMV o por la IOSCO, descarta sus servicios inmediatamente.
- Si la empresa está registrada en un paraíso fiscal, desconfía.
- En la página web de la entidad o compañía de inversión, comprueba toda la información que hay en ella, como por ejemplo, el e-mail o número de teléfono, datos de la empresa, números de registro ante organismos oficiales, dirección de la sede, los sellos de calidad o certificaciones, la información legal, etc.
- Si eres contactado por la supuesta entidad a través del teléfono o del correo electrónico sin haberlo solicitado, desconfía. Si en las comunicaciones que intercambien contigo usan un lenguaje agresivo o insistente para que efectúes la inversión, sospecha.
- Si observas publicidad en webs o redes sociales en las que usen información demasiado increíble, como puede ser ganancias excepcionales a partir de una mínima cantidad de dinero en productos complejos y en un periodo de tiempo relativamente corto, descártalo.
- Haz preguntas al gestor o entidad en relación al funcionamiento de los servicios ofertados (comisiones a los que están sujetas las operaciones, funcionamiento del mercado de activos, qué sucede en caso de que se desee deshacer posiciones o reembolsar una inversión, quién maneja la cuenta, riesgos de las operaciones y del activo, ante quién hay que acudir en caso de discrepancias entre las partes, normativa aplicada, etc.), para que puedas comprobar si la información que te proporciona es veraz. Si son demasiado ambiguos en su respuesta, la información proporcionada no es conforme a la legalidad vigente o no responde a las preguntas planteadas, por lo que descarta la entidad en cuestión.
- En caso de que contacten contigo vía correo electrónico, comprueba que la entidad no utilice una dirección gratuita de correo electrónico (@gmail.com, @hotmail.com, etc.) o esta presente incongruencias, ya que la dirección del remitente es fácilmente modificable.
- En caso de que seas víctima de estafa o fraude, acude inmediatamente ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) y presenta una denuncia, aportando como pruebas los justificantes de pago, los teléfonos de contacto, las direcciones de correo electrónico o cualquier otro dato que pueda ayudar. Si has facilitado tus datos personales, como pueden ser tu nombre y apellidos, domicilio, información financiera o cualquier otro dato de carácter personal, también puedes presentar una denuncia.
Si tienes dudas, llama al 017, la Línea de Ayuda en Ciberseguridad de INCIBE. Expertos en la materia resolverán cualquier conflicto relacionado con el uso de la tecnología e Internet.