Blog publicado el 22/02/2017
Desde finales del siglo pasado, cuando en las empresas se empezaron a utilizar ordenadores personales y software de oficina para automatizar algunas tareas, estamos familiarizados con el uso de la pareja: usuario/contraseña. Al principio parecía algo innecesario, e incluso incómodo, pues ¿quién iba a acceder a nuestros ordenadores si estaban aislados y dentro de nuestras oficinas? Hoy en día este entorno ha cambiado: conexión a Internet, comercio electrónico, dispositivos móviles, servicios en la nube, redes inalámbricas, etc. Parece que ya nadie duda de la necesidad de controlar los accesos a los sistemas y aplicaciones.