Historias reales: cómo consiguió estafarme un falso inversor
Ana María, la protagonista de la historia real de hoy, es la propietaria de una empresa dedicada al turismo rural. Ya que el negocio funcionaba muy bien, Ana María decidió que había llegado la hora de ampliarlo, incorporando un pequeño hotel rural con el que ofrecer una experiencia integral.
El principal problema era que, aunque el negocio estaba siendo un éxito, no disponía del suficiente capital con el que abordar el nuevo proyecto. Después de varios días pensando en cómo conseguir el dinero suficiente para financiar su hotel rural, llegó a la conclusión de que necesitaba inversores que la ayudaran. Ana María publicó su propuesta de negocio detallada a la perfección en varios sitios web especializados en búsqueda de socios inversores y de anuncios en general.
Había pasado solamente un día cuando recibió un mensaje por WhatsApp de un número que no conocía con una oferta providencial. El mensaje decía:
A Ana María le pareció demasiado bueno como para ser verdad, pero al fin y al cabo era ese business angel el que aportaría el capital y no ella, por lo que no había nada de lo que preocuparse. Decidió responder a Christopher al mensaje.
Al poco tiempo recibió otro mensaje de Christopher en el que adjuntaba un documento e indicaba lo siguiente:
Ana María descargó el documento y lo revisó minuciosamente. Todo parecía correcto, por lo que lo firmó y se lo envió indicándole además su información bancaria para que pudiera enviar el dinero lo antes posible. Al poco, Christopher Stephan escribió a Ana María.
Ana María estaba contrariada con la situación, pero, ya que iba a recibir una gran suma con la que poder levantar su hotel, decidió hacer la transferencia. Una vez realizó el pago de la comisión informó a Christopher de ello. Al día siguiente volvió a recibir un mensaje que decía:
El último mensaje dejó algo inquieta a nuestra protagonista. Había pagado la primera comisión y ahora pedía más, pero la inversión que recibiría pagaría con creces todo el dinero invertido, por lo que volvió a pagar. Una vez hecha la transferencia avisó a Christopher. El inversor respondió al día siguiente, como la otra vez.
Ana María ya estaba cansada y respondió inmediatamente a su supuesto business angel.
Pasados unos minutos Ana María volvió a escribir a Christopher, pero los mensajes ya no llegaban a su destinatario. Ana María estuvo varios días intentando contactar con Christopher, pero los mensajes seguían sin llegar. Fue entonces cuando se dio cuenta de que no vería ni un solo euro de la supuesta inversión, ya que seguramente había sido víctima de un fraude.
¿Qué fue lo que ocurrió?
Ana María suponía que había sido víctima de un fraude, pero para corroborarlo y, en caso afirmativo, saber qué hacer, decidió ponerse en contacto con la Línea de Ayuda en Ciberseguridad gratuita de INCIBE. Desde la línea le confirmaron sus sospechas y le informaron de las acciones que debía llevar a cabo a continuación.
Lo primero que le indicaron es que muy probablemente había sido víctima de un fraude, que debía recolectar toda la información y conversaciones que tuviera en su dispositivo y con ellas interponer una denuncia ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
También le insistieron en que nunca aportara ningún tipo de información personal a desconocidos por medio del correo electrónico, las redes sociales o cualquier aplicación de mensajería sin estar segura, contrastándolo por otros medios, de que el destinatario no es un ciberdelincuente. Además, la convencieron de que un inversor real nunca le habría solicitado dinero por adelantado bajo ningún concepto. Ahora ya sabe que, ante otra situación similar, nunca ha de hacer una transferencia por adelantado. Lo sensato habría sido cortar inmediatamente cualquier contacto. ¡Demasiado bueno para ser verdad!