Las redes sociales han llegado para quedarse
Entre los menores de edad no hay excepción: todos quieren tener redes sociales. Existe una gran diversidad, y cada red social ofrece diferentes posibilidades para adaptarse a distintos intereses y necesidades. Pero, ¿nos hemos adaptado los adultos a esta nueva forma de relacionarse?
Ya no hay duda, el fenómeno de las redes sociales no es una moda pasajera. Solo hay que pararse a pensar en los años que llevan ya entre nosotros (por ejemplo, Facebook desde el 2004). Sus funciones han variado de forma considerable, y por supuesto se ha incrementado el número de redes a nuestro alcance. Hoy en día se consideran herramientas prácticas para facilitar el contacto y la comunicación entre personas.
Por descontado, los menores cada vez hacen un mayor uso de estas herramientas (el 70,8% de las personas mayores de 15 años que tienen móvil utilizan apps de redes sociales varias veces al día). Gestionan habitualmente perfiles en distintas plataformas, con diferentes actividades, intereses, contactos e incluso niveles de privacidad (EUKIDSONLINE, 2018). Y para muchos adultos, esto supone un verdadero quebradero de cabeza.
Adolescencia y afirmación social
Recordar que nosotros hace tiempo también hemos sido adolescentes es un ejercicio de empatía. Como los jóvenes de hoy, teníamos la misma necesidad de encajar en un grupo, buscábamos la valoración de los demás y nos gustaba frecuentar espacios donde fuera posible conocer otras personas de nuestra edad. Y sí, aceptémoslo, además teníamos en mente encontrar pareja. Estas conductas son parte del desarrollo de cualquier persona, y conviene no olvidarlo cuando tratamos con los adolescentes que nos rodean.
La sociedad en la que pasamos nuestra niñez y adolescencia ha cambiado, las herramientas que tienen nuestros hijos a su alcance son diferentes. Ni mejores ni peores, tan solo han evolucionado con el paso del tiempo.
Los móviles, Internet y las redes sociales les ofrecen un mundo de posibilidades. Les permiten conocer personas de cualquier parte del mundo, comunicarse con sus amigos/as sin necesidad de estar en un mismo lugar al mismo tiempo, y compartir con ellos sus inquietudes. Pensemos por un instante: si nosotros hubiéramos tenido a su edad redes sociales, ¿no hubiéramos querido sacarles partido?
Es normal que las utilicen. Además, estas plataformas son un medio más por el que conseguir reconocimiento social, algo necesario para desarrollar su autoestima y su personalidad. Se muestran así al mundo para recibir la valoración de los demás, y aprenden de las interacciones con otras personas. Antes esto se conseguía en lugares de reunión, como plazas y patios de recreo, ahora también pueden obtenerlo en Internet, en forma de me gusta y comentarios.
También tienen su lado educativo, aportando un espacio de autoaprendizaje si siguen perfiles formativos sobre alguna temática, como los de INCIBE, OSI e IS4K. Existe un continuo intercambio de información y opiniones que les permite conocer otras culturas y costumbres, aprender a conversar y entender puntos de vista diferentes.
Las redes sociales que usan los menores
Los mayores miedos de las familias suelen provenir del desconocimiento de las redes sociales que utilizan los menores y del uso que hacen de ellas. Como en cualquier otro ámbito, es necesario conocerlas mínimamente para poder acompañar, orientar o simplemente supervisar su día a día. Es sin duda la clave para prevenir problemas en línea.
Es cierto que la variedad de redes sociales es enorme, y continuamente aparecen nuevas plataformas. Este ritmo vertiginoso puede desalentar a los adultos cuando intentan seguir los pasos de sus hijos/as en su mundo digital. Pero en esencia, todas tienen un funcionamiento similar, como el uso de ‘me gusta’, ‘compartir’, subir imágenes o vídeos y las novedades que aparecen en una, acaban por trasladarse a las demás. Lo ideal es mantenerse al día y hacer un esfuerzo por estar actualizados.
Actualmente, según el estudio de IAB Spain, las personas usuarias más jóvenes (de 16 a 30 años), hacen un uso destacado de redes, como YouTube, Instagram, Snapchat y TikTok. Se diferencian básicamente en el modo principal de publicación (vídeo, imagen o texto), pero las funciones a la hora de interactuar son equivalentes: comentarios, mensajes privados y me gusta. La cuestión de mantenerse actualizado radica más allá, saber con quién se relacionan en estos medios, cuáles son las modas o tendencias, y qué posibles riesgos esconden.
¿Qué podemos hacer las familias?
Decir que todo esto de las redes sociales se escapa a nuestros conocimientos, o que no podemos hacer nada para ayudarles en el mundo digital porque nosotros no lo vivimos, son barreras que nos autoimponemos y que solo aumentan nuestra desmotivación. Nuestra labor en su desarrollo es clave a todos los niveles, así que también es necesario participar en el contexto de las redes sociales.
Lo fundamental es conocer sus intereses, sus amistades y los entornos en los que se mueven en Internet, tal y como lo hacemos en otros ámbitos. De esta forma, podremos conversar de manera cotidiana sobre las redes sociales que utilizan, e incluso crearnos un perfil propio para entender mejor sus funciones y sus posibles riesgos. A la hora de marcar unas normas, recursos como el ‘Pacto para el buen uso de las redes sociales’ de IS4K, pueden ayudarles a comprometerse y cumplirlas.
Comenzar a adentrarse en este mundo de las redes sociales de nuestros adolescentes puede parecer una tarea compleja, pero existen muchos recursos a nuestro alcance que pueden ayudarnos. Desde IS4K, hemos preparado una sencilla guía para madres y padres sobre redes sociales, que sin duda recoge muchas de vuestras dudas y puede ayudaros a ampliar los conocimientos básicos necesarios para estar al lado de los menores y acompañarles en su aprendizaje.
Las redes sociales han llegado a la vida de nuestros hijos/as, y van a quedarse mucho tiempo. De nuestra labor de mediación, guía, apoyo y supervisión, dependerá en buena medida que sean herramientas útiles en su desarrollo personal y social, y por supuesto, ayudará a evitar problemas en línea.
¿Habéis tenido conflictos causados por las redes sociales en vuestra familia? ¿Cómo afrontáis la llegada de las redes sociales en la adolescencia? Podéis contarnos vuestra experiencia en los comentarios.