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Los móviles en el aula, ¿herramienta educativa o fuente de problemas?

Fecha de publicación 03/01/2017
Los móviles en el aula, ¿herramienta educativa o fuente de problemas?

Somos conscientes de que los teléfonos móviles ya constituyen una parte indiscutible de nuestro día a día. Y, por si aún cabía alguna duda… también les sucede lo mismo a nuestros alumnos y alumnas. Lo que sí es discutible es qué hacemos con estos dispositivos durante el horario escolar.

En cualquier centro escolar antes o después se plantea la cuestión de qué hacer con los dispositivos móviles que poco a poco invaden las clases. Es fácil ver cómo según van aumentando la edad y los cursos, el número de móviles se incrementa, y lo cierto es que el 93,9% de los y las adolescentes de 15 años ya disponían de teléfono móvil a principios de 2016 (ver la nota de prensa del INE).

Unos años atrás, esta incursión de tecnología en las mochilas de los estudiantes supuso un verdadero quebradero de cabeza para el profesorado, cuando la única opción posible se limitaba a prohibir el móvil en horario escolar. Ahora, toca plantearse nuevas perspectivas respecto a estos dispositivos: ¿podemos utilizarlos en el aula con un fin educativo?

 

Móviles para educar

Es habitual que un centro escolar decida no permitir el uso de teléfonos móviles en el aula o incluso prohibir su exposición en todas las instalaciones del centro. En estos casos, la norma suele ser mantener el aparato apagado y guardado hasta que finalice la jornada escolar.

No obstante, también empiezan a surgir propuestas innovadoras para incorporar los móviles en la clase. Estas experiencias aseguran que es posible usar los smartphones para trabajar en el aula cualquier asignatura de forma dinámica y atractiva para el alumnado. La idea es aprovechar esta herramienta con la que los alumnos y alumnas ya están familiarizados, de modo que pueda servir para enriquecer el proceso de aprendizaje.

Hay una gran variedad de aplicaciones móviles apropiadas para un uso educativo

Para el profesorado, el factor clave es la variedad que puede ofrecer un dispositivo móvil: existen multitud de aplicaciones educativas para aprender desde un idioma, literatura, ciencias sociales o música. Además, podemos aprovechar para educar en el buen uso de las nuevas tecnologías por parte de los menores, fomentar su responsabilidad en Internet y promover buenas prácticas al utilizar el teléfono móvil.

 

Hablemos de los riesgos y cómo prevenirlos

Si nos planteamos el uso de los dispositivos móviles en el aula o en el centro, de igual forma debemos pensar en prevenir ciertos riesgos o conflictos. Ante todo, es esencial definir qué dispositivos vamos a utilizar: si el centro los va a proporcionar o si cada alumno/a utilizará el suyo propio. En este segundo supuesto, hay que valorar su disponibilidad y diversidad (puede haber alumnos que no dispongan de móvil, o que haya diferencias en cuanto a modelos y prestaciones).

Para conseguir que este uso sea exclusivamente educativo y productivo, y no una pérdida de tiempo, debemos establecer unas normas que especifiquen cuando vamos a usar los móviles y con qué fin. No se trata de permitir que continúen con sus redes sociales en mitad de una clase, si no de enfocar una actividad concreta apoyándonos en la tecnología que está a nuestro alcance. Todos, tanto alumnos como profesores, tenemos que tener claras ciertas pautas de seguridad en Internet, habilitar un procedimiento de uso y fomentar una protección técnica adecuada (antivirus, control o filtro de contenidos, buscador infantil, etc.). También será necesario poner a su disposición la conexión wifi del centro, proceso que debemos realizar con precauciones.

A la hora de plantear una actividad educativa con dispositivos móviles, podemos apoyarnos en iniciativas como las del Colegio José Arnauda de Alcoy, que desarrolló una experiencia en el aula con alumnos de 6º de Primaria, o en la guía de Edutopia Dispositivos móviles para el aprendizaje: lo qué usted necesita saber, dónde nos proponen algunos consejos para comenzar nuestro proyecto.

Trabajando con móviles en el aula

Es fundamental que tanto las aplicaciones como las medidas de control y filtros sean adecuadas y razonables, dependiendo de la edad y madurez de los menores. De este modo, trataremos de evitar el pasotismo o la pérdida de atención, intentando que esta herramienta suponga un elemento motivador para el aprendizaje en el aula.

Por último, no podemos olvidar que la inseguridad a la hora de utilizar el móvil en el entorno educativo también tiene otros factores. Estos dispositivos pueden ser utilizados por el alumnado de forma inadecuada, causando o participando en conflictos de ciberacoso, sextorsión o problemas de privacidad entre ellos, e incluso grabando indebidamente a sus profesores en clase. A este respecto, la promoción de un uso adecuado de las nuevas tecnologías y el fomento de las habilidades sociales de los menores es transcendental para formar su responsabilidad y capacidad crítica.

 

Pero… ¿puedo requisar un móvil a un alumno?

La decisión de confiscar el teléfono a un alumno o alumna por utilizarlo en el aula o centro sin permiso es, nuevamente, un aspecto que como equipo educativo debemos anticipar y valorar. Habrá momentos en los que los menores se salten las normas, y es mejor definir con antelación cuál será nuestra estrategia en estos casos, para evitar que llegado el momento nos asalten las dudas.

¿Se puede requisar un móvil a un alumno/a?

Esta situación debe constar en la normativa interna del centro respecto a las pertenencias del alumnado (que tanto los menores como sus familias deben conocer) y establecer, en su caso, un procedimiento seguro para el requisado. Para ello, fijaremos las circunstancias en las que se confiscará un dispositivo. Además, no debemos olvidar que cada teléfono contiene mucha información y datos personales sensibles que debemos salvaguardar (y a los que nadie puede tener acceso sin consentimiento), por lo que es aconsejable pedir al menor que apague el móvil antes de entregarlo y protegerlo a lo largo del proceso, acordando dónde se guardará y cómo se podrá recuperar.

 

Sí o no, pero seamos consecuentes

La decisión de utilizar o no los móviles en el espacio educativo depende, como ya hemos comentado, de cada centro. Independientemente de qué decidamos hacer respecto a esta cuestión, hay algunos aspectos comunes a ambas perspectivas.

Por un lado, es imprescindible establecer unas pautas claras que deriven de nuestra decisión respecto al uso de los dispositivos móviles, al mismo tiempo que trasladamos esa información tanto al alumnado, como a sus familias, docentes y resto de la comunidad escolar. Debe quedar claro en qué espacios se permite su uso y bajo qué circunstancias.

Por otro lado, no debemos olvidar la importancia de dar ejemplo. En este sentido, si permitimos su uso dentro del centro o en el aula con un propósito educativo, es nuestra responsabilidad ser constantes y no hacer excepciones. Esto nos incluye a nosotros, el profesorado. De igual forma, si decidimos que no se permite el uso del móvil en el centro, lo coherente es que nadie lo utilice, tampoco el equipo educativo.

 

¿Y tú qué opinas?, ¿permitís el uso de los móviles en vuestro centro?, ¿habéis desarrollado alguna experiencia educativa con los móviles de vuestros alumnos?, ¿habéis tenido algún problema con ellos? ¡Vuestras experiencias y opiniones son muy valiosas para la comunidad educativa!