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El alumnado ya es digital, ¿y nuestro plan de convivencia?

Fecha de publicación 03/01/2017
El alumnado ya es digital, ¿y nuestro plan de convivencia?

El plan de convivencia de nuestro centro educativo no debería quedarse en un mero documento administrativo que sólo nos vemos obligados a contemplar en casos extremos. Pongámonos a examen: ¿todos lo conocemos? ¿lo mantenemos actualizado? ¿incluye nuevos procedimientos para conflictos de ciberacoso o sexting?

El objetivo de un plan de convivencia es promover el desarrollo de valores que faciliten la convivencia, pero en la práctica diaria, no se suele recurrir a este instrumento hasta que no llegamos a conflictos realmente graves, habitualmente para centrarnos sólo en las medidas correctoras.

La mayoría de los centros educativos no se limitan a seguir las recomendaciones y adoptar los protocolos establecidos a nivel autonómico, sino que los implementan, o incluso desarrollan el suyo propio para adaptarlo a su contexto. Sin embargo, debemos plantearnos la validez de ese plan de actuación, ya que debido a los inevitables cambios sociales y tecnológicos que estamos viviendo, hoy en día nuestra realidad escolar puede ser muy diferente.

Imprescindible: adaptar el plan a la problemática actual

El ciberacoso, la difusión de imágenes íntimas a raíz del sexting y otras problemáticas derivadas del uso de las nuevas tecnologías por parte de los menores son una fuente de conflictos para cualquier centro escolar. Las noticias o casos sobre estas temáticas son cada vez más frecuentes en las aulas, y es obligación de todo el entorno educativo aprender cómo funcionan estas nuevas formas de violencia para saber gestionarlas.

Problema con el ciberacoso en el aula

Las características propias de estas problemáticas las convierten en situaciones más complejas: conllevan un sufrimiento continuado para la víctima, implican a más menores como acosadores y espectadores, y su tratamiento entraña más aspectos legales que debemos tener en cuenta (por ejemplo, en un caso de sexting, proteger la intimidad del menor evitando ver imágenes o contenido de su teléfono móvil). Suponen una nueva versión de conflictos que siempre han existido en la escuela, pero ahora utilizan nuevos medios y tienen mayor impacto. Es por ello que es tarea ineludible para cada centro mantener actualizado el protocolo de actuación e intervención, de modo que contemple estas nuevas situaciones y establezca un procedimiento específico para estos casos.

 

Son conflictos que siempre han existido, pero con nuevos medios y mayor impacto

 

Dicho procedimiento debe incluir, al menos, los criterios de detección de nuevos conflictos, el procedimiento de actuación inmediata y cuáles serán las medidas de intervención, adaptado todo ello a las nuevas tecnologías. Entre otras, podremos adjuntar medidas de respuesta frente a problemas online, que dependerán de cada situación, como la exigencia de retirar los mensajes e imágenes hirientes que han causado el conflicto, o reportar los contenidos inapropiados a la página web o red social donde se alojan. Es conveniente, además, valorar de forma anticipada las diversas situaciones que pueden darse en el entorno escolar. Por ejemplo, en un caso de ciberacoso, víctimas y acosadores pueden ser alumnos del propio centro, pero también puede ocurrir que algunos de los implicados no pertenezcan al mismo.

Por otro lado, es recomendable que este procedimiento de actuación vaya acompañado por un plan de prevención específico, que fomente el uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías. No debemos olvidar que el mejor instrumento de intervención siempre es la prevención. Podemos apoyarnos en recursos que están a nuestra disposición, como la Guía SOS contra el Ciberacoso para Educadores de INCIBE y Red.es o la Guía del profesor de Fundación ANAR.

Una valiosa herramienta a nuestro alcance

Una vez que hemos actualizado nuestro protocolo de actuación, no permitamos que vuelva a quedar en el olvido. Existe una asociación errónea entre el plan de intervención y casos extremos de conflicto escolar, sin embargo ese no es el único propósito de esta estrategia educativa.

Profesores implicados frente al bullying

No hablamos de elevar cualquier disputa a la categoría de expediente, si no de que el plan de intervención puede (y debe) utilizarse desde un primer nivel en cualquier situación susceptible de ser problemática, puesto que va a incluir unos criterios para identificar situaciones hostiles en el aula. Esto nos puede ayudar a no menospreciar el problema y actuar desde el principio con coherencia y seguridad.

 

Nos puede ayudar a no menospreciar el problema y actuar desde el principio

 

El hecho de trabajar los conflictos desde su inicio también va a ayudar a fomentar en el alumnado el rechazo frente a este tipo de ataques entre compañeros. Deben entender que ofender o maltratar a otra persona no es gratuito, sí hay consecuencias.

Todo el equipo educativo debe estar preparado para actuar

Según los últimos datos publicados por la Fundación ANAR, un 40% de las víctimas de ciberacoso declararon que sus profesores «no hicieron nada en especial» para solucionar el problema. Lo cierto es que, frente a una situación tan compleja, el profesorado no siempre sabe cómo actuar, qué medidas tomar o cómo ser proporcionados al respecto. Si pensamos en un caso derivado de la práctica del sexting, las dudas pueden incluso multiplicarse.

Para evitar que toda la responsabilidad de una problemática de tal envergadura recaiga en la decisión de una sola persona, debemos elaborar una estrategia multidisciplinar que sea práctica y realista, que todos conozcamos y nos capacite para actuar. Todos debemos implicarnos y realizar una acción organizada: tanto profesores y familias, como tutores, coordinadores y dirección. Después, depende de nosotros hacer que forme parte del aula, como una herramienta más para conseguir formar personas con una actitud crítica frente a la violencia a través de Internet.

Y en vuestro centro, ¿está el protocolo actualizado? ¿Lo ponéis en práctica? Dejad vuestro comentario y contadnos vuestra opinión al final de este artículo.

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