Grandoreiro, también conocido como Delephant, es un troyano bancario procedente de Sudamérica, que ha extendido sus operaciones a otras regiones, sobre todo a Europa, incluyendo España y Portugal. Según investigadores de ESET, ha estado activo desde el año 2015, afectando a países de América Latina, principalmente Brasil, país en el que se desarrolló.
El código dañino de tipo ransomware denominado ‘Hive’ representa una amenaza para todos los usuarios, ya que implementa las funcionalidades de cifrado sobre la información de un equipo infectado, imposibilitando la recuperación de los datos de forma sencilla. Esta amenaza trata de llevar a cabo una extorsión para la recuperación de dicha información, exigiendo un pago y amenazando con publicar parte de la información robada en un blog a través de la red Tor, en el caso de no realizar el pago.
Es necesario proteger los principales procesos de negocio a través de un conjunto de tareas que permitan a la organización recuperarse tras un incidente grave en un plazo de tiempo, que no comprometa la continuidad de sus servicios. De esta forma se garantiza poder dar una respuesta planificada ante cualquier fallo de seguridad.
Anatsa es un troyano bancario diseñado para dispositivos Android que ha cobrado especial relevancia en la actualidad, desde su descubrimiento en enero de 2021. A lo largo del estudio se realiza un detallado análisis técnico de la amenaza a través de la muestra del código dañino en cuestión, para mostrar cómo es el comportamiento de este malware y las posibilidades que ofrece.
Diferentes estudios con análisis de amenazas o campañas de distribución de malware con afectación en España e identificadas a través de la gestión de incidentes realizada desde INCIBE-CERT. El objetivo es aumentar el conocimiento de los detalles más técnicos y las características de las amenazas para que las organizaciones puedan implementar las medidas de detección y protección adecuadas.
En este post explicaremos la capacidad de resistir, una de las 4 metas del modelo IMC, que permite determinar si una organización es capaz de continuar con los servicios esenciales que presta, en caso de sufrir un ciberataque.
En este post explicamos la actualización realizada en el modelo IMC para seguir mejorando su aproximación y aplicabilidad a las empresas.
Anticipar es una de las cuatro metas de ciberresiliencia. Consiste en mantener un estado de preparación informado, con el fin de evitar que se vean comprometidos los servicios esenciales en caso de que se produzca un ciberataque. Para medir los objetivos de esta meta se analizan sus tres dominios funcionales: las políticas de ciberseguridad, la gestión de riesgos y la formación en ciberseguridad.
La ciberresiliencia se define como la capacidad de un proceso, negocio, organización o nación para anticipar, resistir, recuperarse y evolucionar para mejorar sus capacidades de sobreponerse ante condiciones adversas, estrés o ataques a los recursos cibernéticos que necesita para funcionar.
La unión de los mundos TI y TO es algo imparable, eso conlleva que la estrategia de ciberseguridad, tradicionalmente centrada en el ámbito TI, ahora debe incluir aspectos relacionados con el mundo industrial. Disponer de una buena estrategia de ciberseguridad resulta esencial para que los sistemas SCI puedan sobrevivir en esta nueva era.